- Investigador de la UABCS habla al respecto
Tras el descubrimiento que la NASA hizo acerca de un nuevo sistema planetario con siete planetas similares a la Tierra que giran alrededor de la estrellaTRAPPIST-1, los científicos consideran que estos exoplanetas podrían contener alguna forma de vida, esto es porque los cuerpos celestes al parecer son templados, lo cual podría indicar que existe agua líquida en ellos.
Al ser uno de los más grandes descubrimientos en los últimos años, el profesor Miguel Ángel Norzagaray Cosío, académico del Departamento Académico de Sistemas Computacionales de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, explicó en entrevista algunos de los aspectos que toman en cuenta los investigadores al momento de buscar exoplanetas habitables.
“Una de esas características es la zona de habitabilidad, también llamada ecosfera útil, que no es otra cosa que la distancia que tiene el planeta de la estrella más cercana a él. Entre más cerca esté, el agua tenderá a evaporarse; por el contario, si está lejos, las condiciones harán que se congele. Lo ideal es que se encuentre a una distancia que le permita tener agua líquida” dijo Norzagaray.
El campo magnético es otro factor indispensable. Su función es proteger la capa atmosférica de la radiación que emite la estrella de nuestro sistema y de otras radiaciones que provienen de regiones cercanas. Por esta razón, los exoplanetas candidatos deberán tener una magnetósfera que genere la valiosa protección frente a los peligros cósmicos.
La lista de aspectos también incluye la existencia de atracción gravitacional y una composición química parecida a la de la Tierra, si es que se desea encontrar vida similar a la que existe en nuestro mundo, como aspectos a considerar en la búsqueda interestelar.
En cuanto a si es necesario la presencia de un satélite como la luna para que un exoplaneta sea habitable, el profesor Norzagaray comentó que los satélites pueden ser de gran influencia, sin embargo, dijo que hasta el momento no se sabe si son un elemento necesario para la existencia de cualquier forma de vida.
“En nuestro caso, la Luna ayudó a la Tierra como un tipo de acelerador para la vida. Pongamos un ejemplo, si nosotros queremos hacer masa para un pastel debemos agregar los ingredientes en un recipiente. Si no los agitas, tienes que esperar demasiado tiempo para que los componentes se asienten, pero, si los agitas, el proceso es mucho más rápido. Lo mismo sucedió entre estos dos cuerpos celestes”.
Por otra parte, el catedrático de la UABCS dijo que el entorno galáctico es muy importante, ya que existen zonas dentro de la Vía Láctea que son más violentas que otras. En ocasiones, durante el viaje que siguen las estrellas y sus planetas circundantes, los sistemas exoplanetarios pasan por regiones donde existe un clima galáctico más violento, quizás se encuentran con una nube más caliente o un sitio en el que acaba de explotar una estrella y que tiene una cantidad concentrada de radiación. Lo anterior puede perturbar realmente las condiciones de vida que puedan generarse.
Por fortuna, concluyó Miguel Norzagaray, para a nosotros la Tierra ha estado en un entorno galáctico muy agradable a lo largo de los últimos millones de años”, facilitando que la vida humana siga desarrollándose.