Aunque Baja California Sur se mantiene desde hace más de 30 años sin registrar casos autóctonos por paludismo, la Secretaría de Salud de la entidad lleva a cabo acciones continuas de prevención y de vigilancia epidemiológica activa, a fin de reducir riesgos por esta enfermedad potencialmente mortal que es transmitida por el mosquito Anopheles.
A través del programa de vectores, la dependencia estatal lleva a cabo un monitoreo periódico de zancudos en el estero de San José del Cabo y en otros sitios (masas de agua relativamente grandes con vegetación) que presentan condiciones favorables para la reproducción de este insecto, cuya picadura puede inocular el parásito Plasmodium a las personas que, de no ser tratadas a tiempo, pueden sufrir complicaciones renales y cerebrales, estableció la titular del ramo, Zazil Flores Aldape.
Nuestra entidad registró su último caso local en 1992, pero reportó un caso importado en 2018 (un norteamericano que vía aérea arribó a Los Cabos con antecedente de viaje en África), es por eso que la dependencia estatal ha reforzado estrategias como la vigilancia entomológica de estos ecosistemas, para evitar la reintroducción de ese padecimiento febril en la geografía sudcaliforniana, añadió.
De igual manera, la Secretaría de Salud ha capacitado a personal de medicina y enfermería del sector salud, incluso de instituciones privadas, sobre la sintomatología y abordaje clínico de pacientes sospechosos y confirmados por paludismo, con el objetivo de lograr detecciones tempranas, emprender tratamientos oportunos que mejoren el pronóstico de pacientes, así como efectuar notificaciones a las autoridades epidemiológicas para que lleven a cabo acciones de contención, agregó.
Con base en estas acciones que realiza la autoridad estatal para proteger el bienestar de la población, Baja California sur contribuye con el proyecto impulsado por la federación para que en 2030 México sea reconocido por la Organización Mundial de la Salud como un país libre de paludismo, concluyó Flores Aldape.